Cada vez más la arquitectura está tendiendo a los orígenes, a la imitación de la naturaleza en pro del bienestar del hombre en el planeta
Está en las manos de la especie humana decidir si apostamos por la preservación de nuestro medio o su destrucción. Este diálogo lleva ya años en el sector de la arquitectura. Si bién durante inicios del siglo XX se daba especial protagonismo a las máquinas y a las grandes proezas estructurales, en los últimos tiempos la arquitectura del futuro (¡y del presente!) es la que sostiene una estrecha relación con la naturaleza y que incluso contribuye a frenar el deterioro de la ecología con soluciones inspiradas en arquitecturas tradicionales.
De hecho, no hablamos de nada nuevo, ya que los antiguos constructores siempre tenían un gran respeto por la naturaleza, el entorno en el que se enclavaban todas las edificaciones. No olvidemos que la mayoría de grandes construcciones del pasado honraban al sol, la llúvia, los animales… Egipcios, fenicios, persas, mayas o incas integraban sus edificaciones a la topografía y a los recursos naturales también para su aprovechamiento.
Pero cuando los humanos se convirtieron en el centro del universo, y sobre todo a partir de la revolución industrial, los templos y habitáculos se conviertieron en puros almacenes de materias primas o personas.
Durante el siglo pasado empezaron a tomar consciencia de la escasez de los recursos naturales, se pronunció el cambio climático y las especies animales empezaron a extingirse. Con ello nos dimos cuenta de la fragilidad de nuestro entorno y la arquitectura tomó la iniciativa para poner remedio a la problemática. Nombres como Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto, Jorn Utzon, Lina Bo Bardi, Oscar Niemeyer y Aldo Van Eyck llevaron a cabo propuestas respetuosas con la ecología.
Según apunta Liliana Ochoa en el artículo «¿Cómo será la arquitectura del futuro? Re-creaciones de la naturaleza» en Noticias de Arquitectura, actualmente tenemos varios proyectos que siguen esta tendencia:
- La Academia de las Ciencias de California del italiano Renzo Piano, en el que se integra ciencia, arte, historia y ecología en una edificación que simula las colinas de San Francisco en 10.000 metros cuadrados. Esta construcción recubierta con vegatación endémica, genera su propia electricidad y se autoregula a nivel de temperatura y humedad.
- Otro proyecto verde es el de Anne Holtrop en el spa Floating Gardens, en el que se ha generado un paisaje en una isla artificial, lo que le da una apariencia exterior de un gran jardin flotante con colinas, flores y vegetación, dando al interior una sinuosa estructura con zonas de baños, saunas y salas de masajes.
- En Corea del Sur destaca el Ecorium Project, una institución para el estudio de la ecología y la biodiversidad, en el que se han proyectado varias estructuras en las que se reproducen ecosistemas que siguen el desplazamiento del sol para ajustar las condiciones climáticas y energéticas a través de un sistema inteligente y autosuficiente.
- Por no hablar de The Berg, del alemán Jakob Tigges, una montaña de 1.000 metros en el centro de Berlín para que se convierta en el hábitat de especies animales y vegetales endémicas. Aquí, lo natural, en contraposición con la ciudad a sus pies, se convierte en impactante.
Pero ¿qué ocurre en la hostelería y la restauración?
En la arquitectura para la hostelería, todo está pensado para el bienestar de los visitantes: desde un manjar suculento a darnos un gusto en el spa de un hotel de cinco estrellas. Y dentro de este bienestar, la consciencia ecológica se encuentra muy presente. Según indica el arquitecto de Verona Aberto Apostoli en el artículo «Arquitectura y hostelería: ¿cómo hacer para que los espacios interior y exterior sean realmente acogedores?» de Corradi Outdoor Living Space, el punto de partida es el estudio del espacio, la orientación, el sentido del viento, la luz… “la creación del bienestar a través de la arquitectura, que no es la arquitectura para el bienestar, sino precisamente lo contrario”.
El objetivo es conseguir un espacio de fácil limpieza y monitorización, con recorridos y accesos lo suficientemente amplios para una gestión óptima de los clientes y los operadores, pensando en una lógica dirigida a la funcionalidad más que a la estética formal. Los exteriores cada vez toman más protagonismo incluso fuera de las estaciones más favorecedoras, con soluciones técnicas más evolucionadas. Éstas deberán conllevar inversiones en nuevas estructuras efímeras, climatización, iluminación, seguridad sanitaria, extracción de humos, etc.
Si quieres proyectar un espacio de restauración con una mirada puesta en el futuro, con el ahorro energético y la funcionalidad por bandera, en Planos de Hostelería te ayudamos a optimizarlo.